La palmera canaria, presente en todas las Islas, fue uno de los escasos recursos naturales de los aborígenes. De ella se aporvechaba todo. En Alojera, Gomera, al llegar la temporada se "guarapea" la palmera para obtener la rica miel de palma. Distintos artesanos utilizan los palmitos, pírganos y hojas de palma en la elaboración de cestería, sombreros, escobas, serones, etc... Del trabajo de cuidar la palmera se encargan, casi en exclusividad, los viejos maestros palmeros. Su labor, combinando habilidad y fuerza, asombra a cuantos presencian el espectáculo de "despencar un palmeral".